Con la ayuda del Eterno y su Ruaj, damos comienzo al estudio del segundo libro de la Torá, Sefer Shemot (Éxodo), el cual se centra en la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud egipcia. El libro está compuesto por 11 parashot o Sidrot. El tema principal es la liberación de los israelitas, con Moshé/Moshé (Moshe Rabenu) como la figura clave, elegido por Hashem para liderar esta salida. Jazak, jazak, ve-nitjazek! ¡Sé fuerte, sé fuerte y seremos fortalecidos! Bendito eres Tú, Adonay, Elohim nuestro, Soberano del universo, que nos ha santificado con Sus mandamientos y nos ha ordenado con respecto al estudio de las palabras de la Torá.
El Sefer Shemot (Libro de Éxodo): Es el segundo libro de la Torá y relata la historia del éxodo de los israelitas de Egipto. El nombre «Shemot» significa «nombres» en hebreo, “Éxodo” en griego “salir” y se refiere a la lista de los nombres de los hijos de Jacob que se establecieron en Egipto. El libro de Shemot se desarrolla en el siglo XIII a.C., durante el período de esclavitud de los israelitas en Egipto. Hashem llama a Moshé/Moisés para liderar al pueblo israelita en su éxodo de Egipto y para recibir la Torá en el Monte Sinaí. Hashem envía diez plagas sobre Egipto para convencer al Paró/faraón de liberar a los israelitas, culminando con la muerte de los primogénitos egipcios. Se instituye la festividad de Pésaj para conmemorar el éxodo de Egipto. Los israelitas cruzan el Mar Suf/Rojo y escapan de las fuerzas egipcias. En el Monte Sinaí, Moshé recibe la Torá de Hashem y la transmite al pueblo israelita. Se dan las instrucciones para la construcción del Mishkán (Santuario móvil o Tabernáculo, el lugar de adoración portátil). El libro destaca temas como la redención, la liberación, la emuna/fe, la obediencia y la relación entre Hashem y el pueblo israelita. El libro es fundamental en la tradición judía, ya que establece la base para la fe y la práctica judía, y relata la formación del pueblo israelita como nación. A pesar de habitar mucho tiempo en tierra extranjera, no se olvidaron de sus simientes, al hecho de que ellos se conservaban fieles a las enseñanzas de los Patriarcas en medio del Egipto idólatra.
EL CRECIMIENTO
- Genealogía y crecimiento de los Israelitas en Egipto: La parashá comienza con la lista de los hijos de Jacob que llegaron a Mitzrayim/Egipto. A medida que la población israelita crece, el faraón se preocupa, y los israelitas son sometidos a una esclavitud dura. Sin embargo, siguen creciendo en número.
- Orden del Paró/Faraón y Resistencia de las Parteras: Un nuevo faraón que no conocía a Yosef subió al trono. El faraón ordena matar a los niños varones israelitas. Sin embargo, las parteras eran mujeres temerosas de Elohim, así que no hicieron como el rey de Mitzrayim ordenó sino dejaron que los niños vivieran.
- Nacimiento y Juventud de Moshé: Moshé significa “sacado de las aguas” nace y es criado en secreto por su madre (Iojéved) y hermana (Mirian), antes de ser adoptado por la hija del faraón (Batiá en griego, significa hija de dios) recibe una educación egipcia.
- Moshé mata a un egipcio y huye a Madián: Moshé defiende a un hebreo maltratado por un egipcio, matando al agresor. Al enterarse de esto, el faraón busca matarlo, por lo que Moshé huye a Madián. Allí se encuentra con Jetró, sacerdote de Madián, y se casa con su hija Zípora.
- Nacimiento de Guersón: Moshé convino en quedarse a vivir en casa de aquel hombre, quien le dio por esposa a su hija Tzipporah (Ave) (Séfora). Ella tuvo un hijo, al cual Moshé llamó Guersón, pues razonó: Soy un extranjero en una tierra extraña.
- Moshé y la zarza ardiente: Hashem se le aparece a Moshé en una zarza ardiente en el monte Horeb, y lo llama para liberar a los israelitas. Moshé duda, pero Hashem le asegura que estará con él y le da poderes milagrosos. El Talmud y el Midrash hacen los siguientes comentarios con referencia a la aparición de Hashem a Moshé en la zarza ardiente: El Santo, bendito sea El, escogió una simple zarza para hacer brillar en ella la Shejiná (la Luz Divina), en lugar de otros árboles bajos y majestuosos, a fin de dar a los hombres el ejemplo de la humildad (Sotah 5). La madera de la zarza no sirve para esculpir ídolos. Las aves que se posan sobre la zarza, sueltan sus plumas; así ocurre con los pueblos que oprimen a Israel, que por esto se causan daños a sí mismos. La zarza tiene espinas y la espina simboliza el dolor, tal como Israel es el pueblo del sufrimiento; y del mismo modo que el fuego ardía sin consumir a la zarza, así el dolor puede arder en el pueblo de Israel sin destruirlo.
- Resistencia de Moshé y Promesas de Hashem: Moshé duda de su capacidad para llevar a cabo la misión, pero Hashem lo anima, dándole señales para demostrar su poder, como convertir su bastón en serpiente y sanar su mano de lepra.
- Moshé y Aarón: Moshé recibe la ayuda de su hermano Aarón, quien será su portavoz. Hashem da instrucciones sobre cómo enfrentarse al faraón, y Moshé realiza las señales para mostrar el poder de Hashem.
- Negativa del Faraón y Aumento de la Opresión: El faraón se niega a liberar a los israelitas, aumentando su carga de trabajo. Moshé y Aarón se quejan ante Hashem, quien les asegura que el faraón cederá finalmente.
- Reflexión sobre la parashá: El Eterno jamás se olvida de su pueblo amado. Su amor es infinito y personal, alcanzando a cada uno de nosotros con una ternura que trasciende el tiempo y las circunstancias. Este amor no está condicionado por nuestros méritos ni por nuestras faltas; Él nos ama de manera incondicional, sin importar nuestras debilidades. Su presencia constante nos sostiene, nos guía y nos abraza, recordándonos que, en todo momento, somos su especial tesoro.
- Sus promesas son eternas. Lo que Él ha hablado, se cumplirá, no importa cuán difíciles sean las circunstancias. Las promesas de Dios son un faro de esperanza que ilumina nuestro camino, incluso en los momentos más oscuros. Cada palabra que Él ha dicho permanece firme en el cielo y en la tierra, y su fidelidad nunca fallará. Podemos confiar plenamente en que Él siempre será fiel a su palabra, pues Su verdad es inmutable.
- Ninguna prueba debe debilitarnos. En la vida, las pruebas y dificultades son inevitables, pero nunca debemos perder de vista que Dios nos da la fortaleza para superarlas. Las dificultades no tienen el poder de derrotarnos, porque el poder de Dios en nosotros es más grande que cualquier desafío que podamos enfrentar. A través de la fe y la perseverancia, cada prueba se convierte en una oportunidad para crecer más cerca de Él y ser testigos de Su poder transformador.
- Como creyentes, tenemos una misión que cumplir en esta tierra. No estamos aquí por casualidad ni para vivir únicamente para nosotros mismos. Dios nos ha confiado una tarea especial: ser luz en medio de la oscuridad, reflejar Su amor a los demás y compartir la salvación que hemos recibido. Esta misión no es opcional ni negociable; es el propósito divino para nuestras vidas. Cada día es una oportunidad para avanzar en esa misión, llevando esperanza, paz y la palabra de salvación a quienes nos rodean.
- No existe ninguna excusa para llevar las buenas nuevas de salvación a otros. El llamado de Dios es claro y urgente. No hay razones válidas que nos justifiquen para quedarnos callados o indiferentes ante el sufrimiento de un mundo perdido. Somos embajadores de Su Reino y tenemos la responsabilidad de compartir Su mensaje de salvación con valentía y compasión. La vida de cada persona es invaluable, y cada alma es un campo fértil para la semilla del evangelio. Debemos vivir con una visión de eternidad, recordando que nuestra misión no solo impacta el presente, sino también el futuro eterno de quienes nos escuchan.
HAFTARÁ
Aquellos que están viniendo son los hijos de Ya'akov; Yisra'el echará capullos y flores, y llenarán al mundo entero con su fruto. Hashem no golpeará a Yisra'el, como hizo con otros que golpearon a Yisra'el; Él no los matará, como hizo con otros. Con expulsión, enviándola lejos, Tú contendiste contra ella. Tú la apartaste con tu recio viento en el día del solano. De esta manera la iniquidad de Ya'akov será expiada, Aquellos que están viniendo son los hijos de Ya'akov; Yisra'el echará capullos y flores, y llenarán al mundo entero con su fruto. Hashem no golpeará a Yisra'el, como hizo con otros que golpearon a Yisra'el; Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efrayim, de la flor marchita de su esplendor orgulloso, que está a la cabeza del fértil valle perteneciente a los sobrecogidos por el vino. He aquí, la ira de Hashem es fuerte y severa.
Yeshayahu [Isaías] 27:6 - 28:13
Isaías describe la restauración de Israel como un proceso de purificación y renovación, en el cual Hashem eliminará el pecado y devolverá a la nación a su estado original de pureza y santidad. Hashem castigará y destruirá a los enemigos de Israel, restaurando la paz y la seguridad para su pueblo. El profeta Isaías exhorta a los israelitas al arrepentimiento, invitándolos a regresar a Hashem, quien promete perdonarlos y restaurarlos. Hashem purificará y renovará a Israel, devolviéndolo a su estado de santidad. Se describe también la derrota de los enemigos de Israel y el restablecimiento de la paz. Este mensaje nos enseña la necesidad de arrepentirnos y volver a Hashem después de haber pecado. Hashem tiene el control absoluto y es capaz de restaurar y proteger a su pueblo. Nos enseña la importancia de confiar en Hashem, especialmente en tiempos de adversidad, así como la necesidad de purificación personal y renovación en nuestra relación con Él.
BRIT JADASHÁ
Algunos Tzedukim/saduceos, los que dicen que no hay resurrección, vinieron a Yeshua, y le pusieron una sheilah: Rabí, Moshé escribió para nosotros; si un hombre muere, dejando a su mujer sin hijos, su hermano tiene que casarse con la viuda, y tener hijos para preservar la línea familiar. Ahora bien, había siete hermanos. El primero tomó mujer, y se murió sin hijos. También el segundo y el tercero la tomaron, y asimismo todos los siete, pero todos murieron sin dejar hijos. Por último, la mujer murió también. En la resurrección, ¿de quién será ella mujer? Ya que los siete la tuvieron por mujer. Yeshua les dijo: En esta época los hombres y las mujeres se casan; pero aquellos juzgados dignos de la era venidera y de la resurrección de los muertos, no se casan, porque ya no pueden morir. Siendo hijos de la resurrección, son como malajim; la verdad son Hijos de Hashem. Pero aun Moshé enseñó que los muertos resucitan. En el pasaje de la zarza, donde él llama a Hashem el Elohim de Abraham, el Elohim de Yitzjak y el Elohim de Ya'akov. Ahora, Él no es Elohim de los muertos, sino de los vivos.
Lucas 20:27 - 44
Yeshua y la resurrección: El judaísmo estaba dividido en varias líneas de pensamiento, incluyendo los saduceos, los fariseos y los esenios. Los saduceos eran una secta que se oponía a la idea de la resurrección de los muertos y que creía que la Torá (la ley judía) era la única autoridad en materia de fe y práctica. Yeshua enseña a los saduceos que la resurrección es una realidad que se basa en la autoridad de la Escritura. Luego les recuerda que David llamó al Mesías «Señor» en el Salmo 110, lo que implica que el Mesías es superior a David y que es el Hijo de Dios.