UN NUEVO CICLO DE TORÁ
Con gratitud al Eterno, comenzamos nuevamente el hermoso viaje por Su Palabra, la Torá, nuestra guía eterna. Cada parashá es una oportunidad para conocer más profundamente la voluntad de HaShem, fortalecer nuestra emuná (fe) y caminar más cerca del Mesías Yeshúa, quien es la Palabra viviente. Volvemos a Bereshit, “En el principio”, recordando que cada comienzo trae consigo renovación, propósito y esperanza. No importa cuántas veces hayamos leído estas palabras antes, siempre hay algo nuevo que HaShem quiere mostrarnos. Este nuevo ciclo no es solo un repaso: es una invitación a crecer, a conectar con nuestras raíces hebreas, y a ser transformados por la sabiduría divina que Él depositó en Su Torá para todas las generaciones. Que este nuevo año de estudio esté lleno de revelación, shalom, y obediencia gozosa. Que el Ruaj HaKodesh nos acompañe en cada porción, y que podamos decir con alegría:
חזק חזק ונתחזק ¡JAZAK, JAZAK VENITJASEK! ¡Sé fuerte, sé fuerte y nos fortaleceremos !
EN EL PRINCIPIO
Con la ayuda del Eterno, comenzamos un nuevo ciclo de estudios de la Torá, iniciando con Bereshit, el primer libro del Pentateuco, que significa “En el principio”. Este libro trata sobre la creación del mundo, los orígenes de la humanidad y el comienzo de la historia del pueblo hebreo. Se estudia en 54 parashot o porciones. Hace mucho, mucho tiempo, no existía nada. Todo estaba oscuro y vacío. Entonces, HaShem, con Su gran poder, creó el cielo, la tierra y todo lo que existe, en siete días.
¿Qué creó HaShem cada día?:
- Día 1: HaShem creó la luz y la oscuridad. Llamó a la luz “Día” y a la oscuridad “Noche”.
- Día 2: Separó las aguas del cielo y las aguas de la tierra. Hizo el cielo (firmamento).
- Día 3: Apareció la tierra seca y los mares. También creó plantas, árboles y flores.
- Día 4: Puso el sol, la luna y las estrellas para iluminar el cielo y marcar los días y las noches.
- Día 5: Creó los peces del mar y los pájaros del cielo.
- Día 6: Hizo a los animales de la tierra y, por último, al ser humano (hombre y mujer), a su imagen y semejanza.
- Día 7: HaShem descansó de Su obra, bendijo ese día y lo santificó.
HaShem crea el hombre: HaShem formó al hombre (Adam) con polvo de la tierra. Luego sopló en su nariz un aliento de vida, y así el hombre vivió. HaShem plantó un hermoso lugar llamado Gan Edén (el Jardín del Edén). Allí puso a Adam para cuidar y trabajar el jardín. Había árboles hermosos y sabrosos. En el centro del jardín había dos árboles especiales:
El Árbol de la Vida: El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal: HaShem le dijo a Adam que podía comer de todos, menos del Árbol del Conocimiento, o moriría. HaShem vio que Adam estaba solo, y eso no era bueno. Primero hizo que Adam viera a todos los animales para buscarle compañía, pero no encontró a alguien como él. Entonces HaShem hizo que Adam durmiera, tomó una parte de su costado y formó a la mujer (Ishá). Adán y Javá (Eva) vivían en el Gan Edén (Jardín del Edén), pero desobedecieron a HaShem, y eso cambió todo. Una serpiente muy astuta se acercó a Javá y le hizo preguntas para engañarla. Le dijo que sí podía comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, aunque HaShem había dicho que no lo hicieran. Javá escuchó a la serpiente, miró el fruto y lo comió. Luego le dio también a Adán, y él también lo comió. En ese momento se dieron cuenta de que estaban desnudos y sintieron vergüenza. Se hicieron ropa con hojas y se escondieron de HaShem. HaShem llamó a Adán: ¿Dónde estás? Adán dijo que tuvo miedo porque estaba desnudo. HaShem le preguntó: ¿Comiste del árbol que te prohibí? Adán culpó a Javá, y Javá culpó a la serpiente. HaShem les dio consecuencias por su desobediencia: A la serpiente: tendrá que arrastrarse y será enemiga del ser humano. A Javá: le dolerá al tener hijos y tendrá que esforzarse mucho. A Adán: trabajar la tierra será difícil y ganará el pan con esfuerzo. Finalmente, HaShem los expulsó del Gan Edén para que no comieran del Árbol de la Vida y vivieran para siempre en ese estado. Antes de que salieran, HaShem les hizo ropa de pieles para cubrirse.
Después de salir del Gan Edén, Adán y Javá tuvieron dos hijos: Caín fue agricultor (trabajaba la tierra). Hevel (Abel) fue pastor (cuidaba ovejas). Un día, ambos ofrecieron regalos a HaShem: Caín ofreció frutos de la tierra. Hevel ofreció lo mejor de sus ovejas. HaShem aceptó la ofrenda de Hevel, pero no miró con agrado la de Caín, porque Hevel lo hizo con el corazón sincero, y Caín no tanto. Caín se puso muy enojado y triste. HaShem le habló y le dijo: “¿Por qué estás enojado? Si haces lo bueno, serás aceptado. Pero si haces lo malo, el pecado está a la puerta, y tú debes dominarlo”.
Un día, Caín llevó a Hevel al campo y lo mató. Fue el primer asesinato de la historia. HaShem, que lo ve todo, le preguntó a Caín: “¿Dónde está tu hermano?” Caín respondió: “¿Soy yo el guardián de mi hermano?” Pero HaShem ya sabía lo que había hecho y le dijo: “La sangre de tu hermano clama desde la tierra”. HaShem castigó a Caín: ya no podría trabajar la tierra como antes. Sería errante, caminando de un lugar a otro. Pero también le puso una señal para protegerlo, para que nadie lo matara. Después, Adán y Javá tuvieron otro hijo: Shet (Set). De él nacerá más adelante una descendencia que sigue el camino de HaShem. La Torá nos da un completo informe de los hijos de la familia de Adán.
Aquí están algunos nombres importantes: Shet (Set), Enosh, Kenán, Mahalalel, Yéred, Janój (Enoc), caminó con HaShem y HaShem se lo llevó, no murió como los demás, Metushelaj (Matusalén) – vivió 969 años, el más anciano de todos, Leméj, y por último, Noaj (Noé).
Los “hijos de Dios” y las “hijas de los hombres”: Se dice que los “hijos de Dios” vieron que las “hijas de los hombres” eran bonitas y se casaron con ellas. Esto hizo que la gente se mezclara y comenzara a portarse mal. La gente en la tierra empezó a hacer mucho mal y a alejarse de HaShem. Sus corazones estaban llenos de malas acciones y pensamientos. HaShem vio que la maldad era tanta que se arrepintió de haber creado al hombre. Se puso triste porque la gente no hacía lo correcto. Aun en ese tiempo malo, había un hombre bueno llamado Noaj (Noé), que caminaba con HaShem. Noaj era justo y obediente, y eso le agradaba mucho a HaShem.
HAFTARÁ
La Haftará de Bereshit, conecta con el tema de la parashá (Bereshit) a través del enfoque en la creación del mundo, el poder de HaShem como Creador, y su elección de Israel como testigo de Su existencia. Este pasaje corresponde a las profecías del llamado “Segundo Isaías”, dirigidas al pueblo de Israel en el exilio babilónico, dándoles consuelo, reafirmación de su identidad como pueblo escogido y esperanza en la redención futura.
- HaShem, Creador y Sustentador: HaShem se presenta como El que creó los cielos y la tierra, dio el aliento al pueblo y estableció todo. Declara su propósito con Israel: “Yo, HaShem, te he llamado en justicia” (betsédek) y te he puesto como luz para las naciones (or goyim). Israel tiene la misión de abrir ojos ciegos, sacar a los presos de la cárcel y a los que moran en tinieblas. HaShem afirma: “Yo soy HaShem, ese es Mi Nombre”, y no comparte Su gloria con ídolos. Lo nuevo que está por hacer será anunciado antes de que ocurra.
- HaShem redime a Israel: HaShem habla directamente a Yaakov e Israel, recordando que Él los creó y formó. Reitera: “No temas, porque yo te he redimido; te puse nombre, mío eres tú”. Promete Su presencia constante incluso en aguas y fuego: nada destruirá a Su pueblo. Reúne a los hijos de Israel desde los cuatro extremos de la tierra.
- Israel como testigo: Israel es llamado a ser “mi testigo” (edai), para que el mundo conozca, crea y entienda que “Yo Soy” (Ani Hu), y que antes de Mí no fue formado dios, ni lo será después de Mí. HaShem declara que sólo Él salva y que no hay otro poder fuera de Él.
- Conexión con Bereshit: Ambos textos comienzan con HaShem como Creador, enfatizando Su poder sobre el universo. En Bereshit, HaShem crea el mundo físico; en la Haftará, reafirma Su poder sobre la historia y el destino de Su pueblo. La Haftará destaca que el mismo Creador del universo es quien guía, protege y redime a Israel.
BRIT HADASHÁ
- Yojanán HaMatbil (Juan el Inmersor): Yojanán predica en el desierto un mensaje de teshuvá (arrepentimiento) y tevilá (inmersión). Anuncia la venida del Mashíaj, quien sumergirá en el Ruaj HaKodesh.
- Inmersión de Yeshúa: Yeshúa es sumergido en el río Yardén. El cielo se abre, el Ruaj desciende, y una bat kol (voz del cielo) declara: “Tú eres Mi Hijo amado”. Esto marca el inicio público de su ministerio como Mashíaj.
- Tentación y ministerio: Yeshúa es probado en el desierto 40 días, como Israel. Luego, predica en Galil: “El Reino de Elohim se ha acercado. Hagan teshuvá y crean en la buena noticia”.
- Llamado de los primeros talmidim (discípulos): Yeshúa llama a Simón (Kefa), Andrés, Yaakov y Yojanán. Les dice: “Los haré pescadores de hombres”. Los llama a seguirlo como un rabino llama a sus discípulos, dentro del marco judío.
- Autoridad y milagros: En Kfar Najúm, enseña en la sinagoga y expulsa un espíritu impuro. La gente se asombra de su autoridad (samlut). Sana a muchos, incluyendo a la suegra de Kefa, mostrando compasión y poder del Reino de Elohim.
- Un hombre con tzaráat (lepra): Yeshúa limpia a un hombre impuro, pero le ordena cumplir con la Torá de Moshé, presentándose al kohén y ofreciendo el sacrificio (Levítico 14). Yeshúa es presentado como el Mesías de Israel, lleno del Ruaj HaKodesh, que llama a la teshuvá, enseña con autoridad, sana con compasión, y vive conforme a la Torá.