UN FINAL POÉTICO
- El Cántico de Moshé: También conocido como «Shirat Ha’azinu» (Cántico de Ha’azinu). Deuteronomio 32:1-43. Escuchen, cielos, y hablaré; oye, tierra, las palabras de mi boca. Que caiga mi enseñanza como lluvia y desciendan mis palabras como rocío, como aguacero sobre el pasto nuevo, como lluvia abundante sobre plantas tiernas. Proclamaré el nombre del Señor. Alaben la grandeza de nuestro Dios.
- La fidelidad de Hashem: Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel; no practica la injusticia. Él es recto y justo. Actuaron contra él de manera corrupta; para vergüenza de ellos, ya no son sus hijos; ¡son una generación torcida y perversa! ¿Y así pagas al Señor, pueblo tonto y sin sabiduría? ¿Acaso no es tu Padre, tu Creador, el que te hizo y te formó?
- La infidelidad de Israel: Recuerda los días de antaño; considera las generaciones pasadas. Pídele a tu padre que te lo diga, y a los jefes que te lo expliquen. Cuando el Altísimo dio su herencia a las naciones, cuando dividió a toda la humanidad, estableció límites a los pueblos según el número de los hijos de Israel. Porque la porción del Señor es su pueblo; Jacob es su herencia asignada. Lo halló en una tierra desolada, en la rugiente soledad del yermo. Lo protegió y lo cuidó; lo guardó como a la niña de sus ojos; como un águila que agita el nido y revolotea sobre sus polluelos, que despliega su plumaje y los lleva sobre sus alas. Jesurún engordó y pateó; se hartó de comida, y se puso corpulento y rollizo. Abandonó al Dios que le dio vida y rechazó a la Roca de su salvación. Lo provocó a celos con dioses extraños y lo hizo enojar con sus ídolos detestables. Ofreció sacrificios a los demonios, que no son Dios; dioses que no había conocido, dioses recién aparecidos, dioses que jamás sus antepasados adoraron. Despreciaste a la Roca que te engendró. Olvidaste al Dios que te dio vida.
- La justicia de Hashem: Al ver esto, el Señor los rechazó porque sus hijos y sus hijas lo irritaron. Les voy a dar la espalda dijo, a ver en qué terminan; son una generación perversa, son unos hijos infieles. Me provocaron celos con lo que no es Dios como yo y me enojaron con sus ídolos inútiles. Pues yo haré que ustedes sientan envidia de los que no son pueblo; voy a irritarlos con una nación insensata. Se ha encendido el fuego de mi ira, que quema hasta lo profundo de los dominios de la muerte. Devorará la tierra y sus cosechas, y consumirá la raíz de las montañas. Amontonaré calamidades sobre ellos y contra ellos lanzaré mis flechas.
- Mia es la venganza dice Hashem: Mía es la venganza; yo pagaré. A su debido tiempo, su pie resbalará. Se apresura su desastre, y el día del juicio se avecina. El Señor defenderá a su pueblo cuando lo vea sin fuerzas; tendrá compasión de sus siervos cuando ya no queden ni esclavos ni libres. Y les dirá: ¿Dónde están ahora sus dioses, la roca en la cual se refugiaron? ¿Dónde están los dioses que comieron la gordura de sus sacrificios y bebieron el vino de sus ofrendas líquidas? Que se levanten a ayudarles. Que les den abrigo. Vean ahora que yo soy único. No hay otro dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi mano. Alégrense, naciones, con el pueblo de Dios; él vengará la sangre de sus siervos. Sí, Dios se vengará de sus enemigos, y perdonará a su tierra y a su pueblo. Acompañado de Josué, hijo de Nun, Moshé fue y recitó ante el pueblo todas las palabras de este cántico. Cuando terminó, dijo a todos los israelitas: Guarden en su corazón todo lo que les he declarado solemnemente este día, y digan a sus hijos que obedezcan fielmente todas las palabras de esta ley. Porque no son palabras vanas para ustedes, sino que de ellas depende su vida; por ellas vivirán mucho tiempo en la tierra que van a poseer al otro lado del Jordán.
- Anuncio de la muerte de Moshé: (se le permite a Moshé contemplar la tierra de Canaán). Ese mismo día el Señor dijo a Moshé: Sube a las montañas de Abarín y contempla desde allí el monte Nebo, en el territorio de Moab, frente a Jericó, y el territorio de Canaán, el cual voy a dar en posesión a los israelitas. En el monte al que vas a subir morirás y te reunirás con los tuyos, así como tu hermano Aarón murió y se reunió con sus antepasados en el monte Hor. Esto será así porque, a la vista de todos los israelitas, ustedes dos me fueron infieles en las aguas de Meribá Cades; en el desierto de Zin no honraron mi santidad. Por eso no entrarás en el territorio que voy a darle al pueblo de Israel; solamente podrás verlo de lejos. Moshé se preocupa por sus hermanos israelitas antes de su partida y les deja un legado espiritual a través de este cántico. Vemos la importancia de escuchar y seguir la palabra de Dios. La fidelidad y la misericordia de Dios hacia su pueblo. La necesidad de arrepentimiento y restauración.
- Conexión con Rosh Hashaná y Yom Kipur: Shabat Shuvá es un puente entre Rosh Hashaná y Yom Kipur. En Rosh Hashaná, se celebra la creación del mundo y la coronación de Dios como Rey. En Yom Kipur, se busca la expiación por los pecados. Tiempo para reflexionar sobre nuestros actos, arrepentirnos y buscar la misericordia divina. Es un llamado a retornar a Dios y mejorar nuestro comportamiento.
HAFTARÁ
Suplica a Israel para que vuelva a Hashem: Piensen bien lo que dirán y vuélvanse al Señor con este ruego: Perdónanos nuestras maldades y recíbenos con benevolencia, pues queremos ofrecerte el fruto de nuestros labios. Asiria no podrá salvarnos; no montaremos caballos de guerra. Nunca más llamaremos “dios nuestro” a cosas hechas por nuestras manos, pues en ti el huérfano halla compasión. Respuesta de Hashem: Yo sanaré su rebeldía y los amaré de pura gracia, porque mi ira contra ellos se ha calmado. Yo seré para Israel como el rocío, y lo haré florecer como lirio. El que es sabio entienda esto: ¿Quién es sabio?, el que entiende estas cosas; ¿quién tiene discernimiento?, el que las comprende. Ciertamente son rectos los caminos del Señor: en ellos caminan los justos, mientras que allí tropiezan los rebeldes.
Hoshea [Oseas] 14:2 - 10
BRIT HADASHÁ
La importancia de la predicación: Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien predique? ¿Y cómo predicarán sin ser enviados? Así está escrito: Qué hermosos son los pies de los que anuncian las buenas noticias. Sin embargo, no todos los israelitas aceptaron las buenas noticias. Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje? Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo. Pero pregunto: ¿Acaso no oyeron? Claro que sí. Por toda la tierra se difundió su voz, sus palabras llegan hasta los confines del mundo. Luego Isaías se atreve a decir: Dejé que me hallaran los que no me buscaban; me di a conocer a los que no preguntaban por mí. En cambio, respecto de Israel, dice: Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo desobediente y rebelde.
Revelaciones 17:1 - 18:24
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