Iaacov/Iaacov le toca huir forzadamente y dejar su casa/El sueño de la escalera: Iaacov salió de Beer-Sheva y viajó hacia Harán. Él llegó a cierto lugar y se quedó allí la noche, porque el sol se había puesto. Tomó una piedra del lugar, la puso debajo de su cabeza y se acostó allí a dormir. Soñó que allí delante de él había una escalera descansando en la tie rra y con su extremo llegaba al cielo, y los malajim de Hashem subían y bajaban por ella. Entonces de repente Hashem estaba parado allí junto a él; y Él dijo: «Yo soy Hashem el Elohim de Abraham tu padre y el Elohim de Yitzjak. No temas, La Tierra sobre la cual estás acostado Yo la daré a ti y a tu descendencia. Tu descendencia será tan numerosa como los granos de arena en la tierra. Te expandirás hacia el oeste y hacia el este, hacia el norte y hacia el sur. Por ti y tu descendencia todas las tribus de la tierra serán bendecidas. Mira, Yo estoy contigo. Yo te guardaré dondequiera que vayas, y Yo te traeré de regreso a esta tierra, porque no te dejaré hasta que Yo haya hecho lo que te he prometido. La visión de Iaacov en Bet-El es un momento crucial en su vida, ya que marca el comienzo de su relación con Elohim. La escalera simboliza la conexión entre el cielo y la tierra, y Iaacov se da cuenta de que Hashem está presente en todos los lugares. 

Iaacov viaja a Harán para encontrar una esposa: Y Iaacov comenzó, y fue a la tierra del este a Labán, el hijo de Betuel el Arami y el hermano de Rivka, madre de Iaacov y Esav. Mientras miró vio un pozo en el campo; y había tres rebaños de ovejas acostados allí junto a él; porque ellos daban a beber a las ovejas de ese pozo. La piedra a la boca del pozo era grande, y solamente cuando todos los rebaños se habían juntado allí ellos corrían la piedra de la boca del pozo y daban de beber a las ovejas. Entonces ponían la piedra de regreso en su lugar sobre la boca del pozo. Iaacov les dijo a ellos: Mis hermanos, ¿de dónde son ustedes? Ellos respondieron: «Somos de Harán. Él les preguntó: ¿Conocen ustedes a Labán el hijo de Najor? Ellos dijeron: Lo conocemos.

Iaacov llega a Harán y conoce a Rajel: Él les preguntó ¿Van las cosas bien con él? Si, ellos respondieron, y aquí viene su hija Rajel con las ovejas. Él dijo: Miren, todavía hay suficiente luz del día; y no es hora de llevar los animales a casa, así que den de beber a las ovejas, entonces se van, y las ponen a pacer. Ellos respondieron: No podemos, no hasta que los rebaños se hayan juntado, y ellos rueden la piedra de la boca del pozo. Entonces daremos de beber a las ovejas. Mientras él todavía hablaba con ellos, Rajel la hija de Labán vino con las ovejas de su padre, porque ella era quien alimentaba las ovejas de su padre. Cuando Iaacov vio a Rajel la hija de Labán el hermano de su madre, y las ovejas de Labán el hermano de su madre, Iaacov subió y rodó la piedra de la boca del pozo y le dio de beber las ovejas de Labán el hermano de su madre. Iaacov besó a Rajel y sollozó en voz alta. Iaacov le dijo a Rajel que él era pariente de su padre, y que él era el hijo de Rivka; y ella corrió y se lo reportó a su padre de acuerdo con estas palabras. Cuando Labán oyó las noticias de Iaacov el hijo de su hermana, él corrió a conocerlo, lo abrazó y lo besó, y lo trajo a su casa. Iaacov le dijo a Labán todo lo que había pasado.

Iaacov se enamora de Raquel y trabaja para Labán durante siete años y pedirla como esposa: Labán le dijo: Tú eres ciertamente mi propia carne y sangre. Después que Iaacov se había quedado con él por un mes entero, Labán le dijo: ¿Por qué has de trabajar para mí por nada, sólo porque tú eres mi pariente? Dime cuánto te debo pagar. Ahora bien, Labán tenía dos hijas; el nombre de la mayor era Leá, y el nombre de la menor era Rajel. Los ojos de Leá eran débiles; pero Rajel era bien parecida, con bellas facciones. Iaacov se había enamorado de Rajel, y dijo: Yo trabajaré para ti por siete años a cambio de Rajel tu hija menor. Labán respondió: Es mejor que te la dé a ti que a otro; quédate conmigo. Así que Iaacov trabajó siete años por Rajel, y le pareció sólo unos días, porque él estaba tan enamorado de ella. Iaacov dijo a Labán: Dame mi esposa, puesto que mi tiempo ha terminado, para que pueda empezar a vivir con ella. Labán reunió a todos los hombres del lugar y dio un banquete de matrimonio. En la noche él tomó a su hija Leá y la trajo a Iaacov, y él entró y durmió con ella. Labán también dio su esclava Zilpah a su hija Leá como su esclava.

Iaacov le reclama a Labán el cual lo engaño: En la mañana Iaacov vio que estaba con Leá, y dijo a Labán: ¿Qué clase de cosa es ésta que me has hecho? ¿No trabajé para ti por Rajel? ¿Por qué me has engañado? Labán respondió: En nuestro lugar así no es como se hace, de dar la hija menor antes que la primogénita. Termina la semana de bodas de ésta, y te daremos la otra también a cambio del trabajo que harás para mí aun por otros siete años. Iaacov acordó en esto, así que terminó su semana, y Labán le dio su hija Rajel como su esposa. Labán también dio a su hija Rajel su esclava Bilhá como su esclava. Así que no sólo Iaacov fue y durmió con Rajel, sino que él amó a Rajel más que a Leá. Entonces sirvió a Labán por otros siete años.

Nacimiento de los doce hijos de Iaacov (Las Doce Tribus): Hashem vio que Leá era odiada, El abrió su vientre, mientras que Rajel permaneció estéril. Leá concibió y dio a luz un hijo, a quien llamó Reuven, pues ella dijo: Es porque Hashem ha visto qué humillada he sido, pero ahora mi esposo me amará. Leá: Primera esposa de Iaacov y la madre de seis tribus (Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Diná); Leá es descrita como una mujer fea, pero con un corazón bueno. Después dio a luz una hija y la llamó Diná (nombre relacionado con juzgar). Rajel: segunda esposa de Iaacov y la madre de dos tribus (José, Benjamín). Rajel es descrita como una mujer hermosa y amada por Iaacov. Bilhá: criada de Rajel, dio a luz a dos hijos de Iaacov, que se convirtieron en parte de las doce tribus de Israel (Dan, Neftalí). Zilpá: criada de Lea, la esposa de Iaacov, dio a luz a dos hijos de Iaacov, que se convirtieron en parte de las doce tribus de Israel (Gad, Aser).

Iaacov procura regresar a su Tierra, pero Labán lo retiene: Después que Rajel había dado a luz a Yosef, Iaacov dijo a Labán: Envíame de camino, para que pueda regresar a mi propio lugar, a mi propio país. Déjame llevarme a mis esposas, por quienes te he servido, y a mis hijos; y déjame ir. Tú sabes muy bien como te he servido fielmente. Labán le respondió: Si me consideras favorablemente, entonces por favor escucha: Yo he observado las señales que Hashem me ha bendecido a causa tuya. Nombra tus jornales, él dijo, y yo los pagaré. Iaacov respondió: Tú sabes como te he servido fielmente y como tu ganado ha prosperado bajo mi cuidado. Los pocos que tenías antes de que yo viniera han aumentado sustancialmente; Hashem te ha bendecido dondequiera que yo he ido. Pero ahora, ¿cuándo proveeré yo para mi propia casa? Labán dijo: ¿Qué debo darte? Nada, respondió Iaacov, sólo haz esta cosa por mí: una vez más yo pastorearé tu rebaño y lo cuidaré. También pasaré por todo el rebaño y escogeré todas las ovejas grises entre los carneros, y todas las que son manchadas y pintas entre los carneros; estos serán mis jornales.

Iaacov decide huir de Labán y regresar a su tierra: Hashem dijo a Iaacov: Regresa a la tierra de tus padres, a tus parientes; Yo estaré contigo. Así que Iaacov mandó a llamar a Rajel y a Leá y las hizo venir al campo donde estaba su rebaño. Él les dijo a ellas: Veo por la forma en que el padre de ustedes mira que él se siente diferente hacia mí que antes; pero el Elohim de mi padre ha estado conmigo. Ustedes saben que yo he servido a su padre con toda mi fuerza, y que el padre de ustedes me ha engañado, y ha cambiado mis jornales diez ovejas; pero Elohim no le dio poder para dañarme. La historia de Iaacov y sus esposas nos enseña sobre la importancia de la honestidad y la integridad en las relaciones humanas. El engaño de Labán hacia Iaacov es un ejemplo de cómo la falta de honestidad y la integridad pueden llevar a la confusión y el dolor; Aprendamos sobre la obediencia de Iaacov al ir a buscar esposa de su misma familia; La Tefila un factor vital para que Hashem nos escuche, vemos como Iaacov, Leá y Rajel clamaron al Eterno y Él los escucho; El engaño a futuro trae consecuencias; El saber superar o sobreponerse a los obstáculos, ya que Iaacov trabajo catorce años para poder conseguir lo que deseaba; Las promesas de parte del Eterno, siempre se cumplen.