LA MUERTE DE SARA
- Breve resumen de la parashá: La Parashá Jayei Sara se sitúa en el contexto de la vida de Abraham, después de la prueba de la fe con la Akedat Ytzjak “Las ataduras de Ytzjak”. La Parashá la podemos dividir en cuatro secciones: 1) La muerte de Sara y la compra de la cueva de Macpelá (Bereshit 23:1-20) 2) El matrimonio de Itzjak y Rivka (Bereshit 24:1-67) 3) La muerte de Abraham y su legado (Bereshit 25:1-11) 4) La genealogía de Yishmael y la promesa a Itzak (Bereshit 25:12-18).
- Muerte de Sara: Sara vivió 127 años; estos fueron los años de la vida de Sara. Sara murió en Kiryat-Arba, también conocida por Hevron, en la tierra de Kenaan; y Abraham vino a hacer duelo por Sara y a llorarla. Según el Midrash, Sara murió debido a la conmoción y el dolor que sintió al enterarse de que Abraham había estado dispuesto a sacrificar a Isaac en el Monte Moriah (Génesis Rabá 58:5). Otra tradición sostiene que Sara murió debido a la tristeza y la preocupación por la suerte de Ytzjak después del sacrificio (Targum Yonatán sobre Gén 23:2). El Midrash enseña que la muerte de Sara nos recuerda que la vida es efímera y que debemos aprovechar cada momento para servir a Dios (Génesis Rabá 58:16). Otra tradición sostiene que la muerte de Sara nos enseña la importancia de la fe y la confianza en Hashem, incluso en momentos de dolor y tristeza (Targum Yonatán sobre Gén 23:2).
- El luto de Abraham: Entonces él se levantó de delante de su muerta, y dijo a los hijos de Het: Yo soy un extranjero habitando en tierra foránea con ustedes; déjenme tener un lugar de sepultura entre ustedes, para poder sepultar a mi esposa muerta. Los hijos de Het respondieron a Abraham: Escúchanos, mi señor, Tú eres un rey de Elohim entre nosotros, así que escoge cualquiera de nuestras sepulturas para sepultar a tu muerta, ni uno de nosotros te rehusará su sepultura para sepultar a tu muerta. Según el Midrash, Abraham lloró amargamente por la muerte de Sara y se vistió de luto durante siete días (Génesis Rabá 58:14). Otra tradición sostiene que Abraham compuso un canto fúnebre para Sara, que se convirtió en un modelo para los cantos fúnebres en la tradición judía (Targum Yonatán sobre Gén 23:2).
- La importancia de la cueva de Majpelah: Abraham se levantó, se inclinó delante del pueblo de la tierra, los hijos de Het, y habló con ellos: Si es su deseo ayudarme a sepultar mi muerta, entonces escúchenme: pidan a Efron el hijo de Tzojar, que me dé la cueva de Majpelah, la cual posee, la que está al extremo de su campo. Él debe vendérmela en presencia de ustedes a su precio actual; entonces yo tendré un lugar de sepultura de mi propiedad. Efron el Hitti estaba sentado entre los hijos de Het, y dio a Abraham su respuesta en la presencia de los hijos de Het que pertenecían al concejo gobernante de la ciudad. Abraham se percató de lo que Efron había dicho, así que pesó para Efron la cantidad de dinero que él había especificado en la presencia de los hijos de Het, 400 shekels de plata del peso aceptado entre los mercaderes (diez libras). Abraham pagó un precio elevadísimo por la Cueva de Majpelah: 400 shekel de plata. Cada shekel pagado por Abraham equivalía a 100 sela (Rashi), aunque en general 1 shekel de la Torá equivale a 1 sela. Así, los 400 shekel nominales fueron en verdad 40.000 sela reales. Para tener una idea, el profeta Irmeiahu/Jeremías pagó 17 shekel por una propiedad como Majpelah (Jer. 32:9) y el rey Omrí pagó 6.000 shekel por todo el territorio de Samaria (1 Reyes 16:25). Así, la Cueva de Majpelah pasó a ser propiedad eterna e indiscutible de los herederos de Abraham, el Pueblo Judío; igual que la explanada del Tempo en Ierushaláim que David compró del ievusita Aravna; y la sepultura de Iosef, en Shejem, actual Nablus, adquirida por el patriarca Iaacov. (Gén. 33:19). Luego Abraham sepultó a Sara su esposa en la cueva del campo de Majpelah, junto a Mamre, también conocido por Hevron, en la tierra de Kenaan. El Midrash enseña que la cueva de Majpelah era un lugar sagrado, ya que allí estaban enterrados Adám y Java, y que Abraham la compró para enterrar a Sara (Gén Rabá 58:4). Otra tradición sostiene que la cueva de Majpelah era un lugar de conexión entre el mundo terrenal y el mundo celestial (Targum Yonatán sobre Gén 23:9).
- Abraham gestiona una esposa para Itzjak: Ahora Abraham ya era viejo, avanzado en años; y Hashem había bendecido a Abraham en todo. Abraham dijo al mayordomo (Eliezer) que le había servido por más tiempo, quien estaba a cargo de todo lo que poseía: Pon tu mano debajo de mi muslo; porque yo quiero que jures por Hashem, Elohim del cielo y Elohim de la tierra, que tú no escogerás una esposa para mi hijo de entre las mujeres de Kenaan, entre quienes estoy habitando; sino que irás a mi tierra, donde yo nací, y a mi tribu, y tú tomarás de allí una esposa para mi hijo Yitzjak. El sirviente respondió: Supón que la mujer no está dispuesta a seguirme a esta tierra. ¿Debo entonces llevar a tu hijo a la tierra de la cual tú viniste? Abraham le dijo: Ocúpate de no llevar a mi hijo de regreso allá. Hashem el Elohim del cielo, el Elohim de la tierra quien me sacó de la casa de mi padre y lejos de la tierra donde crecí, quien me habló y me juró: Yo daré esta tierra a ti a tu zera (descendencia). El enviará su malaj delante de ti; y tú tomarás una esposa para mi hijo Yitzjak de allí.
- Eliezer, mayordomo de Abraham, ora por el éxito inmediato de su misión: Y dijo: Hashem, Elohim de mi amo Abraham, haz que sea posible, por favor que el encuentro con la futura esposa para Itzjak tenga lugar hoy mismo ante mí, y hazle un gran favor a mi amo Abraham. Estoy aquí de pie junto a la fuente del agua, y las hijas de los hombres de la ciudad están saliendo para extraer agua. Que la chica a quien yo dijese: Por favor, inclina tu cántaro para que pueda tomar’, y ella respondiese: Toma tú, y también a tus camellos daré de tomar; sea ésta la que hayas designado para Tu servidor Itzjak, y que entonces sepa yo, por medio de ella, que hiciste el bien a mi amo. Y resulta que antes de que acabase de hablar, Rivká salió con su cántaro al hombro. Ella era hija de Betuel, hijo de Milká, mujer de Najor, hermano de Abraham. La chica era muy hermosa, virgen y no había conocido hombre alguno. Bajó a la fuente, llenó su cántaro y subió nuevamente. El sirviente corrió a su encuentro y dijo: Por favor, dame de tomar un poco de agua de tu cántaro. Y ella respondió: Toma, mi amo, y rápidamente bajó el cántaro con su mano y le dio de tomar. Y cuando terminó de darle de tomar, ella agregó: También sacaré agua para tus camellos, hasta que terminen de tomar.
- El matrimonio de Itzjak y Rivka: Mira, Rivká está delante tuyo; tómala y vete, que sea esposa del hijo de tu amo tal como ha dicho Hashem. Cuando el sirviente de Abraham escuchó sus palabras, se prosternó a tierra ante Hashem. El sirviente sacó objetos de plata, objetos de oro y vestidos y se los entregó a Rivká. También obsequió frutos deliciosos a su hermano y a su madre. Entonces comieron y bebieron, él y los hombres que estaban con él, y pernoctaron allí. Y cuando se levantaron por la mañana, dijo él: Permítanme regresar a lo de mi amo. El hermano de ella y su madre respondieron: Que la chica se quede con nosotros unos dias, y después irá. Él les dijo: “No me retengan, ya que Hashem ha hecho que tuviera éxito en mi misión. Déjenme ir con mi amo. Entonces ellos dijeron: Llamemos a la chica y preguntémosle a ella. Llamaron a Rivká y le preguntaron: ¿Irías con este hombre? Y ella respondió: “Iré”. Entonces despidieron a su hermana Rivká, a su nodriza, al sirviente de Abraham y a sus hombres. Al atardecer, Itzjak había salido al campo para meditar, y al levantar la vista vio que se acercaban unos camellos. También Rivká alzó su vista y vio a Itzjak. Entonces se deslizó del camello y le preguntó al sirviente: ¿Quién es aquel hombre que viene por el campo a nuestro encuentro? Aquel es mi amo, le respondió el sirviente. Ella tomó su velo y se cubrió. El sirviente le contó a Itzjak todas las cosas que hizo. Itzjak la llevó a la tienda, y ella ocupó el lugar de Sara, su madre. Él se casó con Rivká, ella fue su esposa y él la amó. Así, Itzjak encontró consuelo por la muerte de su madre.
- Última etapa de la vida de Abraham: Abraham tomó otra esposa, cuyo nombre era Keturah/Cetura. 2Ella le dio a luz a Zimran, Yokshan, Medan, Midyan, Yishbak, y Shuaj. Yokshan engendró a Sheva y Tzaeman y a Dedan. Los hijos de Dedan fueron Raguel y Nabdeel y los Ashurim, Letushim, Leumim. Los hijos de Midyan fueron Efah, Efer, Hanoj, Abida, y Eldaah. Todos estos eran hijos de Keturah. Abraham dio en herencia todo lo que él poseía a Yitzjak. Pero a los hijos de las concubinas él dio dones mientras todavía vivía y los envió al este, a la tierra de Kedem, lejos de Yitzjak su hijo. El Midrash ofrece varias interpretaciones y comentarios sobre el matrimonio de Abraham con Keturah. Según el Midrash, Cetura era una mujer piadosa y virtuosa que se convirtió en la esposa de Abraham después de la muerte de Sara (Génesis Rabá 61:1). Otra tradición sostiene que Cetura era la misma persona que Hagar, la esclava egipcia que Abraham había tomado como concubina (Targum Yonatán sobre Génesis 25:1). El Midrash enseña que la promesa divina a Abraham de que su descendencia sería numerosa se cumplió a través de sus hijos con Cetura (Génesis Rabá 61:3). Otra tradición sostiene que la promesa divina se refiere no solo a la cantidad de hijos, sino también a la calidad de su fe y compromiso con Dios (Targum Yonatán sobre Génesis 25:1).
HAFTARÁ
La vejez de David y la lucha por el trono: David es anciano y débil, lo que genera una lucha por el trono entre sus hijos. David unge a Shlomó como su sucesor, siguiendo la promesa divina. Adonías y sus seguidores aceptan a Salomón como rey, evitando una guerra civil. El capítulo destaca la importancia de la sucesión y la continuidad en el liderazgo, demostrando cómo David prepara a Shlomó para sucederlo.
La unción de Shlomó/Salomón como rey: El rey David respondió diciendo: Llama a Bat-Sheva a mí. Ella entró en la presencia del rey y se paró delante del rey. Entonces el rey hizo un juramento: Como vive Hashem, quien ha redimido mi alma de aflicción, como te juré a ti por Hashem el Elohim de Yisra'el, tu hijo Shlomó será el rey después de mí; él se sentará en mi trono en mi lugar, así que lo haré hoy. Bat-Sheva se inclinó con su rostro a tierra, e hizo reverencia al rey, y dijo: Mi señor el rey David viva para siempre. El rey David dijo: Llama a Tzadok el kohen, Natan el profeta, y a Benayah el hijo de Yehoyada. Ellos vinieron ante el rey. El rey les dijo a ellos: Lleven con ustedes a los sirvientes de su señor, hagan que Shlomó monte en mi propio mulo, y llévenlo a Guijón. Allí Tzadok el kohen y Natan el profeta lo ungirán rey sobre Yisra'el. Suenen el shofar, y digan: Larga vida para el rey Shlomó. Después lo escoltan de regreso; él vendrá y se sentará en mi trono; porque tomará mi lugar como rey. Yo lo he nombrado para reinar sobre Yisra'el y Yahudáh. Benayah respondió al rey diciendo: Amein Qué Hashem, el Elohim de Yisra'el, lo confirme. Así como Hashem ha estado con el rey mi señor, así esté El con Shlomó y haga su trono aún más grande que el trono de mi señor el rey David. Y Tzadok el kohen, Natan el profeta, Benayah el hijo de Yehoyada y los Kereti y los Peleti descendieron, montaron a Shlomó en el mulo del rey David y lo llevaron a Guijón. Tzadok el kohen tomó el cuerno de aceite de oliva del Tabernáculo y ungió a Shlomó. Ellos sonaron el shofar y todo el pueblo gritó: Tenga larga vida el rey Shlomó. Todo el pueblo lo escoltó de regreso, danzando en coros y regocijándose grandemente con gran alegría, y la tierra se estremeció con el sonido.
Melajim Alef (I Reyes) 1:1 - 31
BRIT HADASHÁ
El compromiso y la dedicación que requiere seguir a Yeshua: Cuando iban de camino, un hombre le dijo: Te seguiré dondequiera que vayas. Yeshua le contestó: Las zorras tienen guarida, los pájaros tienen nidos; pero el Ben Ha Adam no tiene casa de su propiedad. A otro le dijo: Sígueme, pero el hombre respondió: Adón, deja que me vaya a enterrar a mi padre. Yeshua le dijo: Deja que los muertos entierren a sus propios muertos; tú ve, y proclama el Reino de Hashem. Y aún otro dijo: Yo te seguiré Adón, pero deja que me despida primero de la gente de mi casa. A éste Yeshua dijo: Nadie que pone su mano en el arado y se mantiene mirando hacia atrás, es digno para servir en el Reino de Hashem
Lucas 9:57-62
En la Torá, se enseña que la riqueza y las posesiones materiales no son lo más importante (Devarim 8:11-14). Yeshua enseña que debemos renunciar a nuestras posesiones y seguirlo. Yeshua enseña que debemos ponerlo a Él por encima de todo, incluso de nuestra familia.