GENERACIÓN DE BENDICIÓN
- Iaacov le hace una petición a Iosef: Iaacov vivió en la tierra de Egipto 17 años. Los días de Iaacov, los años de su vida, fueron 147 años. Se acercaron los días en que Israel fallecería, por lo que llamó a su hijo Iosef y le dijo: Si me he congraciado contigo, por favor, pon tu mano debajo de mi muslo y trátame con benevolencia y lealtad: Por favor, no me sepultes en Egipto.Yaceré con mis padres, y tú me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y él respondió: Haré tal como me pides. Pero él dijo: Júramelo Y se lo juró.
- Iaacov bendice a Menashe Efraím (Manasés y Efraím): Después de estos sucesos alguien le dijo a Iosef: Tu padre está enfermo. Él tomó consigo a sus dos hijos, Menashe y Efraím y fue a ver a su padre. se le avisó a Iaacov: Mira, tu hijo Iosef viene hacia ti, Israel se esforzó y se sentó sobre la cama. Entonces Iaacov dijo a Iosef: É-l Sha-dai (EL Dios Omnipotente) se me presentó en Luz, en la tierra de Kenaan (Canaán), me bendijo, y me dijo: Te haré prolífico, te multiplicaré y te constituiré en congregación de pueblos. Daré esta tierra a tu descendencia como posesión eterna’. Ahora, tus dos hijos Efraím y Menashe, que nacieron en Egipto antes de que yo viniese hacia ti, a Egipto, serán considerados míos, tal como son míos Reuvén (Rubén) y Shimón (Simeón). O sea, estos hijos de Iosef tendrán el mismo derecho en la partición de la Tierra de Israel que Reuvén, Shimón, y los otros hijos de Iaacov. Tráemelos por favor, los bendeciré. Pero los ojos de Israel (Iaacov) estaban enceguecidos por la vejez, ya no podía ver. Iosef se los acercó y él los besó y los abrazó. Entonces dijo Israel a Iosef: Ni pensaba ver tu rostro y resulta que Elohim también me hizo ver tu descendencia. Luego, después de que Iaacov los besara, Iosef los sacó de entre las rodillas de Iaacov y se prosternó con su rostro a tierra. Iosef tomó a los dos, a Efraím en su mano derecha, o sea a la izquierda de Israel; y a Menashe en su izquierda, o sea a la derecha de Israel, y se acercó a él. Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraím a pesar de que era el menor; y su izquierda sobre la cabeza de Menashe que era el mayor. Cruzó adrede sus manos para colocar su derecha sobre la cabeza del menor, aunque debió haberla colocado sobre la cabeza de Menashe, pues Menashe era el mayor. Iaacov bendijo a Iosef. Luego, al ver Iosef que su padre ponía su mano derecha sobre la cabeza de Efraím (el menor), le pareció mal. Tomó entonces la mano de su padre para traspasarla de la cabeza de Efraím a la cabeza de Menashe. Dijo Iosef a su padre: Así no, mi padre, puesto que éste es el mayor, pon tu derecha sobre su cabeza”. 19Pero su padre se rehusó diciendo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él devendrá en pueblo y también él será grande, sin embargo, su hermano menor será más grande que él y la gloria de su descendencia colmará a las naciones. Y los bendijo en aquel día diciéndoles: En nombre de Uds. bendecirá la descendencia de Israel, diciendo: “Haga Elohim que seas como Efraím y como Menashe”. La Torá nos cuenta cómo el patriarca Iaacov los bendice de manera especial y muy particular, y dice que, así como fueron bendecidos ellos así se ha de bendecir a los hijos de Israel.
- Iaacov pide a sus hijos que se acerquen para bendecirlos antes de morir: El patriarca Iaacov desea revelar el final de los días a sus hijos, pero es impedido por Hashem. Iaacov bendice a sus hijos, asignando a cada uno su rol como tribu: Primero al primogénito Reuvén, a Shimón, Leví y Iehudá, a Zevulún, a Isajar, a Dan, a Gad, a Asher, a Naftalí, a Iosef, a Biniamín. Todas éstas son las tribus de Israel, doce y esto es lo que su padre les dijo y los bendijo: a cada uno lo bendijo con su bendición apropiada. En c/u de las bendiciones que Iaacov impartió encontramos mensajes proféticos que revelan el futuro de cada tribu, incluso hasta el momento de la venida del Mesías. Encontramos tres características en el mensaje de Iaacov para cada uno de sus hijos: · La identidad y el carácter de cada tribu. · El desarrollo histórico de cada tribu. · Los sucesos de los últimos tiempos.
- Iaacov muere y los egipcios le hacen luto: Luego Iaacov les dio a sus hijos sus instrucciones finales. Estoy próximo a ser llevado con mi pueblo en mi muerte. Sepúltenme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón, el jitita (el heteo). En la cueva que está en el campo de Majpelá, que está bordeando a Mamré, en la tierra de Kenaan, campo que había comprado Abraham al jitita Efrón como lugar de sepultura. Allí enterraron a Abraham y a su esposa Sara, allí enterraron a Itzjak y a su esposa Rivká y allí enterré yo a Leá. Cuando Iaacov acabó de ordenar esto a sus hijos, introdujo sus pies en la cama, expiró y se reunió con los suyos. El Midrash Dice “Midrash Bereshit” Tan pronto como Iaacov dejo de hablar, su alma partió y se unió a la de sus antepasados en el Gan Edén (paraíso). Iosef cayó sobre el rostro de su padre, lloró sobre él y lo besó. Iosef ordenó a sus sirvientes, los médicos, que embalsamaran a su padre. Los médicos embalsamaron a Israel. Y el proceso duró 40 días, pues ese era el tiempo requerido para el embalsamamiento; los egipcios lo lloraron 70 días. 40 días que llevó el embalsamamiento y 30 días de duelo. Después de haber sepultado a su padre, Iosef volvió a Egipto: él, sus hermanos y todos los que fueron con él al entierro de su padre. Los hermanos de Iosef se preocupan temiendo que ahora que Iaacov murió, este tomará venganza. Enseña el Talmud que a uno lo juzgan con su misma vara. Iosef los tranquiliza hablando a su corazón y diciéndoles que él no está en lugar de Elohim y que él lo encaminó todo para bien.
- Iosef muere: Estoy por morir, pero Elohim seguro les prestará especial atención y los hará subir de esta tierra a la tierra que le juró a Abraham, a Itzjak y a Iaacov. Iosef vivió en Egipto, él y la casa de su padre. Iosef vivió 110 años. Fue embalsamado y colocado en un ataúd, en Egipto. Él también ordena que sus huesos sean llevados de Egipto a la Eretz Israel, pero esto ocurriría sólo con el éxodo de los Israelitas de Egipto, muchos años después. Entonces Iosef hizo jurar a los hijos de Israel y declaró: Seguro Elohim les prestará especial atención, y Uds. harán llevar mis huesos de aquí. Iosef vio tres generaciones descendientes de Efraím; y también los hijos de Majir, hijo de Menashe, fueron criados entre las rodillas de Iosef. Iosef les dijo a sus hermanos:
HAFTARÁ
Las últimas palabras de David a Shelomó [Salomón]: Cuando se aproximaron los días de la muerte de David, instruyó a su hijo Shelomó diciendo: Voy por el camino de todo el mundo, estoy próximo a morir, fortalécete y sé hombre. Sé un líder exitoso. Cuida la orden de Hashem, tu Elohim, condúcete en Sus caminos y cumple Sus rituales, Sus mitzvot, sus leyes y sus testimonios, tal como están escritos en la Torá de Moshé, para que tengas éxito en todo lo que hagas y en todo lugar al que te dirijas. Entonces Hashem cumplirá la promesa que hiciera respecto de mí: Si tus hijos fuesen cuidadosos en conducirse fielmente ante Mí, con todo su corazón y con toda su alma, tus descendientes nunca abandonarán el trono de Israel. Además, tú sabes lo que me ha hecho Ioav (Joab), hijo de Tzeruiá (Sarvia), y lo que hizo a dos jefes del Ejército de Israel, a Avner (Abner), hijo de Ner y a Amasá, hijo de Iéter (Jeter). Los mató y transformó la paz en guerra, manchando con sangre el cinturón que llevaba en su cintura y los zapatos que tenía en sus pies. David le advierte a su hijo Shelomó que tome las medidas apropiadas contra Ioav. No dejarás descender sus canas al Seol en paz: David quiere que Shelomó comience su reinado con justicia, y el traer primero justicia a Ioav (lo mate el mismo), ya que era culpable del asesinato tanto de Abner, el general del ejército de Israel bajo Saul (2 Samuel 3:27) y de Amasa, uno de los comandantes del ejército de David (2 Samuel 20:9-10).
Muerte de David: David durmió con sus antepasados y fue enterrado en la Ciudad de David. David reinó sobre Israel 40 años en Jevrón (Hebrón) reinó 7 años y en Ierushaláim (Jerusalén) reinó 33 años. Shelomó sucedió en el trono a su padre David, su autoridad estaba firmemente establecida. Así terminó la vida terrenal de uno de los hombres más grandes que jamás camino sobre la tierra. Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria.
Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel. El tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres reinó en Jerusalén. Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Shelomó su hijo
Divrei Hayamim Alef [I Cronicas] 29:26 - 28
La Haftará nos enfrenta con un momento difícil de la vida, la muerte. Un paso por el cual todos vamos a dar algún día. Encontramos al rey David en los últimos momentos de su vida. David está preocupado en el futuro espiritual de su hijo. Vemos a un David espiritual, no un David materialista. La palabra nunca nos dice que David le diera instrucciones sobre todos los bienes materiales que le dejaba. Nunca le recalco sobre amasar más bienes materiales. Mas bien estaba David preocupado en dejarle bases espirituales para como agradar el corazón del Eterno. La clave central de la haftará es obedecer para que nos vaya bien. Algo muy sencillo, sin tantos argumentos, sin tanta palabrería. Simplemente quieres que te vaya bien en todo “obedece”
BRIT HADASHÁ
Vivid como siervos de Elohim: Queridos amigos, los aliento a ustedes como expatriados y residentes temporales, no se dejen dominar por los deseos de su vieja naturaleza, que siempre están batallando en contra ustedes; sino vivan tan buena vida entre los paganos, que aun ahora cuando ellos los acusan de ser hacedores de maldad, como resultado de ver sus buenas obras, darán gloria a Elohim en el día de su venida. Por amor al Adón, sométanse a toda autoridad humana; ya sea al rey, como que es superior; o a los gobernantes, como mandados por Él para castigar a los que hacen el mal y alabar a los que hacen el bien. Porque es la voluntad de Hashem que sus buenas obras silencien los comentarios ignorantes de gente insensata. Sométanse como personas libres, pero no dejando que su libertad sirva como excusa para la maldad; más bien, sométanse como esclavos de Hashem. Sean respetuosos con todos; permanezcan amando la fraternidad, temiendo a Hashem y honrando a l rey.
I Pedro 2:11 - 25
חזק חזק ונתחזק ¡JAZAK, JAZAK VENITJASEK! ¡Sé fuerte, sé fuerte y nos fortaleceremos !
COMENTARIOS
REFLEXIÓN DE LA PARASHÁ
- Por el camino de la filistea los israelitas podían llegar a Canaán, caminando normalmente, en once días, pero viendo el Eterno que no estaban preparados para constituir un pueblo bien disciplinado, con sus leyes y estatutos, les guio por un camino opuesto, a fin de entrenarles espiritualmente
antes de ocupar la Tierra Prometida. - El Cántico contiene: (a) Una alabanza general al Eterno Di-s, por ser el Poderoso Salvador, tanto nuestro como de nuestros
antepasados, ante quien nada ni nadie puede resistirse; (b) un repaso de los milagros que acompañaron la partición del mar; (c) el plan que el Faraón tuvo en mente al perseguir a la nación y el rotundo fracaso de sus designios; (d) la reacción de los cananeos y demás naciones ante el milagro y lo que este presagiaba para ellos y,
finalmente, (e) el futuro de Israel como la nación del Eterno Di-s en Éretz Israel. - Mirando la parashá desde la óptica espiritual, el Eterno nos está enseñando, a desarrollar la EMUNA, LA FE.
- En Eterno en el salmo 91 nos da un cuadro de toda su protección para nosotros
- Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestro protector, es fiel no importando nuestra circunstancia, está presente en momentos BUENOS, y en momentos NO TAN BUENOS,
- El Eterno nos esta recordando que él nunca nos a desamparado, que nunca nos ha dejado, ni nunca nos dejara; Nos dice: No te dejo, no te dejara, no te abandonare; Mas bien nosotros somos los que nos salimos de los parámetros del Eterno, cuando desobedecemos sus mandamientos y estatutos.
- Decimos obedecer y guardar, pero algunas veces hacemos caso omiso a cumplir a cabalidad la Torá/La Biblia.
- Él nos protege de día y de noche, como protegió a nuestro pueblo en el desierto; Hashem es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
- La provisión del maná era diaria, no semanal ni mensual, porque el Eterno quería enseñarle a su pueblo (y a nosotros hoy) que, más allá del alimento físico, la mayor necesidad que tiene el hombre en esta vida, en medio del desierto, en medio de las dificultades, es una relación íntima que dependa de Él.
- ¡Necesitamos saber que Él es el Señor, y debemos conocer que Él es nuestro Elohim!, nuestro proveedor.
- A pesar de todas las indicaciones que el Eterno les dio, muchos fueron tercos, y desobedecieron desafiando las órdenes del Eterno y salieron el séptimo día a recoger alimentos, pero no les cayo nada. Igual nos pasa hoy en día, decimos obedecer al Eterno, decimos cumplir con sus mandamientos, pero muchas veces en el día de reposo, lo aprovechamos para hacer cosas que por estar trabajando no podemos hacer.
- Que el Eterno nos ayude a
verdaderamente obedecerle,
ya que es para nuestro propio
beneficio