PARASHÁT HASHAVUA

Porción Semanal de la Torá

פרשת השבוע

Boletín Informativo

#9

5784 [2023-2024]

Yeshua dijo: "No piensen que he venido para anular la Torá o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir"

Lecturas de la Parashá

Torá: Bemidbar 7:1 - 8:4
Haftará: Zejaryah 2:14 - 4:7
Brit Hadashá: Mateo 25:1 - 13

LA HISTORIA DE JANUCÁ

Janucá es una fiesta de origen rabínico, al igual que Purím, no es una mitzvá, ya que no está prescrita en la Torá, específicamente en Vaikrá [Levítico] 23. Pero como nosotros pertenecemos al pueblo de Hashem, nos involucramos tanto en sus victorias como en sus derrotas. Recordemos lo que le dijo Rut a su suegra Nohemí:

Respondió Rut: No me ruegues que te dejé, y me aparté de ti; porque a donde quiera que tú fueres, iré yo, y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.

Janucá es una fiesta patriótica de nuestro pueblo, así como tenemos la libertad de celebrar o no nuestras fiestas patrias, así tenemos la libertad de celebrar o no la victoria de un puñado de valientes que defendieron los mandamientos del Eterno.

LA HISTORIA DE JANUCÁ: La palabra hebrea Janucá significa “inauguración”La fiesta conmemora la victoria de los macabeos sobre los seléucidas (greco-sirios) y la purificación del Segundo Templo que había sido profanado por el enemigo (aproximadamente en el año 165 A.E.C.). El Talmud nos cuenta, que cuando Alejandro Magno y sus legiones conquistadoras avanzaron sobre Jerusalén, fueron recibidos por una delegación de ancianos liderados por Shimon «el Justo», el Sumo Sacerdote. Cuando Alejandro vió acercarse a Shimon, bajó de su caballo y se arrodilló ante el sabio judío. Alejandro explicó a sus sorprendidos hombres que cada vez que salía a la batalla, tenía una visión. Un hombre muy parecido al Sumo Sacerdote conducía sus tropas a la victoria.   Como muestra de gratitud, y con un profundo respeto por el poder espiritual de los judíos, Alejandro fue un gobernante bondadoso y generoso. Canceló los impuestos judíos durante los años sabáticos, cuando el trabajo agrícola quedaba suspendido por orden bíblica, y llegó a ofrecer animales para ser ofrendados en su beneficio en el Gran Templo. 

Desafortunadamente, la historia nos mostraría que los herederos de Alejandro no sabrían sostener su benevolencia. Pronto surgiría un nuevo rey, Antíoco IV, quien libraría una sangrienta lucha contra los judíos, una lucha que amenazaría no solamente sus vidas físicas, sino también su misma existencia espiritual. En el transcurso de la dominación griega, muchos judíos habían comenzado a abrazar la cultura griega y su modo de vida hedonista y pagana. En el siglo 2 AEC, en la época del Segundo Templo Sagrado, el régimen sirio-griego de Antíoco pretendió alejar a los judíos del judaísmo, con la esperanza de asimilarlos a la cultura griega. Antíoco declaró ilegal la observancia del judaísmo, incluyendo la circuncisión, el Shabat y el estudio de Torá, castigando al trasgresor con pena de muerte. Muchos judíos llamados helenistas comenzaron a asimilarse a la cultura griega, tomando nombres griegos y casándose con no judíos. Esto comenzó a deteriorar la base de la vida judía y la práctica del judaísmo.

Cuando los griegos desafiaron a los judíos y les ordenaron sacrificar un cerdo a un dios griego, unos pocos judíos valientes tomaron las colinas de Judea en una flagrante revuelta en contra de esta amenaza a la vida judía. Liderados por Matityahu, y luego por su hijo Yehuda el Macabeo, esta pequeña banda de judíos devotos desató un conflicto armado en contra del ejército sirio-griego. Antíoco envió miles de tropas bien armadas para aplastar la rebelión, pero después de tres años, los Macabeos tuvieron un éxito milagroso en contra de todos los pronósticos, y echaron de su tierra a los extranjeros.

La victoria es equiparable a una victoria israelí, en contra de muchas de las potencias del mundo, como lo podemos observar hoy en día. Los guerreros judíos entraron a Jerusalén y encontraron el Segundo Templo Sagrado en ruinas y profanado con ídolos, los Macabeos lo limpiaron, y lo reinauguraron el 25 de Kislev. Pero cuando llegó el momento de reencender la Menorá, revisaron todo el Templo, y sólo encontraron una vasija de aceite puro que llevaba el sello del Sumo Sacerdote. De todas formas, encendieron la Menorá, y fueron recompensados con un milagro: Esa pequeña vasija de aceite ardió por ocho días, el tiempo necesario para producir un nuevo suministro de aceite. A partir de entonces, los judíos han observado una festividad durante ocho días, en honor a esta victoria histórica y al milagro del aceite.

Casi 2.200 años más tarde, algunas cosas no han cambiado. Hoy, los enemigos de Israel, no menos determinados que aquellos del pasado, preparan armas nucleares, químicas y biológicas para aniquilar a los judíos. También la desinformación, las difamaciones y las calumnias han jugado un papel muy importante en contra de Israel.

Pero el mismo Hashem que libró a los judíos de Antíoco Epífanes 2.200 años atrás aún protege a esta pequeña nación.

El pueblo judío comprende menos del uno por ciento de la población mundial, pero Hashem no escogió a la nación de Israel por ser grande entre las naciones.

Pues eres un pueblo consagrado a Hashem, tu Elohim. A ti te eligió Hashem, tu Elohim, para que Le seas Su más preciado pueblo entre todos los pueblos de la tierra. No porque ustedes sean más numerosos que los demás pueblos Hashem, los prefirió y los eligió, pues ustedes son el más chico de todos los pueblos. Devarim [Deuteronomio] 7:6-7

Mientras Israel aún debe cumplir su llamado divino de ser “luz entre las naciones”, Janucá, el Festival de las Luces, nos recuerda que un día, el pueblo judío cumplirá su destino.

¿Por qué se celebra Janucá? Janucá celebra la milagrosa victoria “del bien sobre el mal”, la importancia de la libertad religiosa y el milagro del aceite. La fiesta conmemora la victoria del pueblo de Israel frente al imperio griego en el año 165 A.C. (que representan el mal y la opresión), Cuando los judíos lograron la recuperar el control del Segundo Templo de Jerusalén y rededicarlo al culto judío. Janucá es una fiesta que celebra la victoria como símbolo de la esperanza y la resistencia de nuestro pueblo.

Otros nombres de la Fiesta: La Fiesta de la dedicación – La Fiesta de las Luminarias – Festival de las luces

¿Cuándo se celebra Janucá? Se celebra en el mes de Kislev, desde el 25 de Kislev hasta el 3 de Tevet, su duración es de ocho días. Las fechas de la fiesta varían cada año porque el calendario hebreo no coincide con el calendario gregoriano, pero en la mayoría de las veces cae en el mes de diciembre. La tradición judía, relata un milagro, en el que pudo encenderse el candelabro del Templo Sagrado de Jerusalén durante ocho días consecutivos con una insignificante cantidad de aceite, que alcanzaba sólo para un día, lo anterior dio origen a la principal costumbre de la festividad, que es la de encender, en forma progresiva, un candelabro o Menoráh de 8 brazos. brazos (janukiá)

La Janukiá: La festividad consiste en encender una vela distinta durante ocho noches seguidas, además de la vela más alta (shamash). Conforme van pasando los días, se van prendiendo una por una y en la última noche, se encienden todas las velas del candelabro (janukiá), celebrando el milagro de la luz. Como el propósito de la Janukiá es iluminar al mundo acerca de las lecciones de Janucá y reforzar la fe, la Janukiá es colocada en un lugar destacado frente a una ventana u otro sitio que pueda ser vista desde el exterior.

¿Cómo se debe encender la janukiá?

Según las leyes halájicas, las velas se encienden unos veinte minutos antes del atardecer. La primera noche, colocamos una vela en el extremo derecho, mirando de frente a la janukiá. Esto se aplica ya sea que la janukiá esté al lado de una puerta o frente a una ventana. Otra vela es colocada como shamash (vela auxiliar más alta) que es utilizada para encender las otras. El shamash no cuenta como una de las velas. Primero encendemos el shamash, luego recitamos las bendiciones, y luego utilizamos el shamash para encender la vela de Janucá. En la segunda noche, coloca dos velas en el extremo derecho – y utilizamos el shamash para encender primero la que está más a la izquierda. En la tercera noche, colocamos tres velas en el extremo derecho – y utilizamos el shamash para encender en orden, siempre de izquierda a derecha. Seguimos este mismo procedimiento cada noche de Janucá, hasta que todas las velas estén encendidas y resplandeciendo brillantemente. La duración mínima de estar encendidas es de 30 minutos.

Janucá “El Dreidel”: El dreidel en hebreo “Sevivón” (también la conocemos como pirinola) es un juego tradicional y uno de los símbolos más conocidos del Janucá. En tiempos de persecución, cuando el estudio de Torá estaba prohibido, los niños judíos estudiaban igual. Cuando los soldados investigaban, los niños sacaban un Sevivón y simulaban estar jugando. El dreidel es un trompo de 4 lados con diferentes caracteres hebreos de cada lado, y data al menos de la época del rey griego Antíoco IV, cuando había prohibido el judaísmo. Los judíos que se juntaban a estudiar el Torá solían jugar dreidel para engañar a los soldados y hacerlos pensar que estaban apostando. Ahora, normalmente se juega para ver quién puede ganar más «gelt» (monedas de chocolate envueltas en papel aluminio dorado). Con un dreidel y unas piezas, tú también puedes ser parte de esta tradición. Las 4 letras en los lados del dreidel son «Nun, Gimel, Hei y Shin, lo que quiere decir «Un Gran Milagro Ocurrió Ahí», refiriéndose al milagro del aceite. En Israel, donde el milagro ocurrió, el dreidel tiene las letras Nun, Gimel, Hei y Pey, lo que quiere decir «Un Gran Milagro Ocurrió Aquí».

Shin = Colocamos una pieza más en la mesa.
Nun = No hacemos nada.
Gimel = Tomamos todas las piezas de la mesa.
Hei = Tomamos la mitad de las piezas de la mesa.

Si nos quedamos sin piezas, podemos decir que estamos «fuera», o podemos pedirle un préstamo a otro jugador o jugadores.

Los Profetas y la Fiesta: Los hechos de llegada de la luz que es Mashiaj fueron profetizados por Isaías 9:2 El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz, los que moraban en tierra de sombra de muerte, la luz resplandeció sobre ellos. Puede que algunas personas cuestionen nuestra inclusión de Janucá con los días de fiesta “bíblicos”. No se menciona junto con las fiestas de Levítico 23. Sin embargo, el Tanaj (El Testamento más Antiguo) revela que Janucá es predicha claramente en escritos proféticos posteriores. La visión del profeta Daniel tiene una descripción asombrosamente detallada de los eventos conectados con la fiesta de Janucá. Daniel describe aquí de los reinos que vendrían a tener un impacto en Israel, Daniel 8:21-25

Yeshua en Janucá: Nuestro Adon Yeshua HaMashiaj celebró las fiestas

“En esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Yeshua andaba por el templo, en el pórtico de Salomón” Juan 10:22-23

“La Pascua de los judíos estaba cerca, y Yeshua subió a Jerusalén” Juan 2:13-23

“Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos, y Yeshua subió a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, un estanque que en hebreo se llama Bethesda y que tiene cinco pórticos” Juan 5:1-2

“Después de esto, Yeshua andaba por Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos procuraban matarle. Y la fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos, estaba cerca. Pero ya a mitad de la fiesta, Yeshua subió al templo y se puso a enseñar. Entonces los judíos se maravillaban, diciendo: ¿Cómo puede este saber de letras sin haber estudiado? Yeshua entonces les respondió y dijo: Mi enseñanza no es mía, sino del que me envió” Juan 7:1-16

El shamash sirve a las otras velas por llevar la luz a los mismos. En la Brit Hadasha, Yeshua se refiere con frecuencia como “la Luz”, “Yeshua les habló de nuevo: «Yo soy la luz del mundo; todo el que me siga, nunca andará en oscuridad, sino que tendrá la luz que da vida.»  Los Perushim le dijeron: «Ahora estás dando testimonio de ti mismo; tu testimonio no es válido.» Yeshua les respondió: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio es en verdad válido; porque yo sé de dónde he venido y hacia dónde voy, pero ustedes no saben de dónde vengo ni para donde voy. Ustedes juzgan simplemente por normas humanas; y yo no paso juicio sobre nadie” Juan 8:12-15.

Así como el shamash da luz a las otras velas, Yeshua vino a dar al mundo su luz. El milagro que se celebra durante esta época del año muestra cómo Hashem queda Su luz encendida en los corazones de su pueblo, incluso cuando enfrentan a lo que parecen ser obstáculos o situaciones imposibles. Con Hashem, todas las cosas son posibles y Su luz nunca fallará, o se extinguirá.

Jag Janucá Sameaj

COMENTARIOS

REFLEXIÓN DE LA PARASHÁ

  • Por el camino de la filistea los israelitas podían llegar a Canaán, caminando normalmente, en once días, pero viendo el Eterno que no estaban preparados para constituir un pueblo bien disciplinado, con sus leyes y estatutos, les guio por un camino opuesto, a fin de entrenarles espiritualmente
    antes de ocupar la Tierra Prometida. 
  • El Cántico contiene: (a) Una alabanza general al Eterno Di-s, por ser el Poderoso Salvador, tanto nuestro como de nuestros
    antepasados, ante quien nada ni nadie puede resistirse; (b) un repaso de los milagros que acompañaron la partición del mar; (c) el plan que el Faraón tuvo en mente al perseguir a la nación y el rotundo fracaso de sus designios; (d) la reacción de los cananeos y demás naciones ante el milagro y lo que este presagiaba para ellos y,
    finalmente, (e) el futuro de Israel como la nación del Eterno Di-s en Éretz Israel.
  • Mirando la parashá desde la óptica espiritual, el Eterno nos está enseñando, a desarrollar la EMUNA, LA FE.
  • En Eterno en el salmo 91 nos da un cuadro de toda su protección para nosotros
  • Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestro protector, es fiel no importando nuestra circunstancia, está presente en momentos BUENOS, y en momentos NO TAN BUENOS,
  • El Eterno nos esta recordando que él nunca nos a desamparado, que nunca nos ha dejado, ni nunca nos dejara; Nos dice: No te dejo, no te dejara, no te abandonare; Mas bien nosotros somos los que nos salimos de los parámetros del Eterno, cuando desobedecemos sus mandamientos y estatutos.
  • Decimos obedecer y guardar, pero algunas veces hacemos caso omiso a cumplir a cabalidad la Torá/La Biblia.
  • Él nos protege de día y de noche, como protegió a nuestro pueblo en el desierto; Hashem es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
  • La provisión del maná era diaria, no semanal ni mensual, porque el Eterno quería enseñarle a su pueblo (y a nosotros hoy) que, más allá del alimento físico, la mayor necesidad que tiene el hombre en esta vida, en medio del desierto, en medio de las dificultades, es una relación íntima que dependa de Él. 
  • ¡Necesitamos saber que Él es el Señor, y debemos conocer que Él es nuestro Elohim!, nuestro proveedor.
  • A pesar de todas las indicaciones que el Eterno les dio, muchos fueron tercos, y desobedecieron desafiando las órdenes del Eterno y salieron el séptimo día a recoger alimentos, pero no les cayo nada. Igual nos pasa hoy en día, decimos obedecer al Eterno, decimos cumplir con sus mandamientos, pero muchas veces en el día de reposo, lo aprovechamos para hacer cosas que por estar trabajando no podemos hacer.
  • Que el Eterno nos ayude a verdaderamente obedecerle, ya que es para nuestro propio beneficio
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בָּרוּךְ אַתָּה יְהֹוָה אֱלֹהֵֽינוּ מֶֽלֶךְ הָעוֹלָם אֲשֶׁר קִדְּ֒שָֽׁנוּ בְּמִצְוֹתָיו וְצִוָּֽנוּ עַל סְפִירַת הָעֹֽמֶר
Baruj Atá Adonai, Elohenu Melej haOlam, asher kidshanú, bemitzvotav vetzivanu al Sefirat haOmer.
Bendito eres Tú, D~os nuestro, Soberano del universo, que nos ha santificado con su mandamientos y nos ordenaste el conteo del Omer.
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