HOSHANÁ RABÁ
A partir del día quince del mes séptimo, luego de que hayan recogido los frutos de la tierra, celebrarán durante siete días la fiesta del Señor.
Vaikrá [Levítico] 23:39
Hoshaná Rabá es un día que marca el cierre de Sukkot, y en él se destaca la profunda espiritualidad que lo caracteriza. Durante este día, se realizan oraciones especiales conocidas como Hoshannot, donde se recitan súplicas que imploran a D~os para salvar al pueblo. La palabra «Hoshaná» se traduce como «¡Sálvanos, por favor!», y la inclusión del término «Rabá» denota la grandeza de la jornada. Este día es considerado en la tradición rabínica (Talmud Bavli, Sucá 45a) como el cierre del juicio iniciado en Rosh Hashaná y sellado en Yom Kippur. Las tradiciones incluyen la costumbre de llevar ramas de sauce (aravot) en procesión alrededor de la bima (donde se coloca la Torá), golpeándolas en el suelo en un gesto de humildad y súplica por la lluvia y la fertilidad, un símbolo central para la vida y el bienestar en la Tierra de Israel.
Las Aravot (las ramas de sauce) son aquellas que no tienen sabor ni olor, lo que en la tradición se traduce como simbolo del hombre que no tiene ni torá ni obras, por lo que al golpearlas y hacer que se desprendan su hojas, señalamos que deseamos deshacernos de aquello que no nos permite estudiar Torá y aquello que no nos permite practicarla y a través de ella poder tener obras que reflejen nuestra comunión con Dios.
El libro de Juan (7:37-38), nos relata que Yeshua se presentó ese día de la fiesta en el templo (siendo común para la época, conmemorar cada día) en ese día final, Yeshúa se levantó y clamó: «Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva«. Este poderoso llamado conecta la esencia de Sukkot, la súplica por agua, con el Mesías, quien promete satisfacer las necesidades espirituales más profundas.
El Talmud también refiere la importancia de la lluvia en el contexto mesiánico, relacionando la petición por agua en Hoshaná Rabá con la redención futura. Zacarías 14:16 profetiza que, en los tiempos del Mesías, todas las naciones subirán a Jerusalén para celebrar Sukkot, y quienes no lo hagan no recibirán lluvia. Este enlace entre la festividad de Sukkot y la expectativa de la venida del Mesías resuena con el rol de Yeshúa en la Brit HaDashá, donde se espera su regreso para traer justicia y paz a todas las naciones. Además de las oraciones y súplicas, las tradiciones incluyen la lectura de pasajes del libro de Tehilim, que se recitan en un tono de alabanza, confianza y súplica. Al completar Sukkot con Hoshaná Rabá, el pueblo judío se aferra a la esperanza de redención y la cercanía con Dios, confiando en que el juicio divino será favorable, llevando finalmente a la era mesiánica en la que las promesas de paz y prosperidad se cumplirán.
SHEMINÍ ATZERET
Al octavo día celebrarán una asamblea sagrada en honor al Señor y volverán a presentarle ofrendas puestas al fuego. Es una asamblea sagrada; ese día no harán ningún trabajo.
Vaikrá [Levítico] 23:36
Sheminí Atzeret, aunque ligado a Sukkot, es una festividad que se considera independiente y tiene una significancia espiritual única. En Bamidbar (Números) 29:35, la Torá lo describe como un «día de retención» o «asamblea solemne», indicando un tiempo especial en que el pueblo es llamado a quedarse un día más en la presencia de Dios. Mientras que en Sukkot se vivió bajo la sombra de la Sucá y con las Cuatro Especies, en Sheminí Atzeret se pone énfasis en la conexión interna, ya sin el apoyo de estos símbolos externos. El Midrash (Vayikrá Rabá 30:2) ilustra esta festividad con la imagen de un rey que, después de una larga celebración con sus hijos, les pide que se queden un día más para disfrutar de su compañía antes de despedirse.
Este día también marca el inicio de las oraciones por la lluvia, lo cual es de gran importancia en el ciclo agrícola de Israel. En el Talmud (Taanit 20a), se menciona que en Sheminí Atzeret se retienen las bendiciones de la lluvia, señalando un momento crucial para la prosperidad de la tierra. La oración por la lluvia simboliza la dependencia total de Dios para la vida, tanto física como espiritual. De hecho, se espera que en los tiempos mesiánicos, el control de la lluvia será una de las señales de la presencia divina y el cumplimiento de las promesas de redención.
En la Brit HaDashá, la idea de la retención de las bendiciones hasta el tiempo adecuado encuentra eco en la enseñanza de Yeshúa sobre su regreso. En Mateo 24:30-31, se describe cómo el Hijo del Hombre vendrá con poder y gran gloria, trayendo bendiciones espirituales y físicas a su pueblo. Esta conexión mesiánica refuerza el significado de Sheminí Atzeret como un tiempo de espera y preparación para las bendiciones futuras, vinculando la esperanza de la redención con la venida del Mesías.
Tradicionalmente, Sheminí Atzeret también es un día de celebración más íntima, en la que se concluye el ciclo de las festividades con alegría, pero también con reflexión sobre la bondad divina. En algunas comunidades, se encienden velas adicionales o se realizan comidas especiales para marcar este día de «retención». El sentido de Sheminí Atzeret como un día de transición entre el gozo festivo y el recogimiento espiritual lo convierte en una celebración única en el calendario judío.
SIGUIENTE CICLO DE PARASHOT
Al octavo día celebrarán una asamblea sagrada en honor al Señor y volverán a presentarle ofrendas puestas al fuego. Es una asamblea sagrada; ese día no harán ningún trabajo.
Vaikrá [Levítico] 23:36
La culminación del ciclo de lecturas de la Torá con la parashá Vezot HaBerajá marca un momento sumamente especial en el calendario judío. En esta porción, Moshe, el gran líder y profeta de Israel, bendice a las tribus antes de su muerte, reflejando su profundo amor y compromiso hacia su pueblo. La sección final de la Torá describe la muerte de Moshe, señalando que «no ha habido otro profeta como Moshe» (Devarim [Deuteronomio] 34:10). Este cierre simboliza el final de una era, pero también lleva una promesa implícita de esperanza en un nuevo líder, un mesías que guiará al pueblo en los tiempos futuros. Esta expectativa mesiánica está también presente en la Brit HaDashá, donde se cita a Moshe diciendo que Dios levantará «un profeta como yo» (Hechos 3:22), refiriéndose al Mesías.
La apertura del nuevo ciclo con la parashá Bereshit, que narra la creación del mundo, conecta este final con un nuevo comienzo. Bereshit nos invita a reflexionar sobre los orígenes de la humanidad y el propósito de la creación. En la tradición rabínica, se destaca que no hay verdaderos finales en la Torá, sino un continuo ciclo de renovación. El Talmud (Meguilá 31b) menciona la importancia de enlazar el final de la Torá con su principio, lo que simboliza la perpetuidad del estudio y el cumplimiento de los mandamientos.
La creación descrita en Bereshit también contiene alusiones a la redención mesiánica. Bereshit (Génesis) 3:15 es interpretado por muchos como una promesa del Mesías, quien vencerá a la serpiente y restaurará el orden perfecto de la creación. Este tema se amplía en la Brit HaDashá, donde se describe a Yeshúa como el segundo Adán, quien trae redención a través de su vida y sacrificio, restaurando la relación rota entre Dios y la humanidad.
Finalmente, el ciclo de la Torá conecta al pueblo judío con su historia, sus orígenes y su destino final. Cada año, al cerrar Vezot HaBerajá y comenzar Bereshit, se reafirma el compromiso con la Torá, recordando que cada final es solo el inicio de una nueva etapa. Esta continuidad en el estudio de la Torá y en la expectativa de la redención mesiánica es un recordatorio constante de que la historia de Israel y del mundo sigue avanzando hacia su culminación en los tiempos del Mesías.